martes, 1 de julio de 2014

Corridos revolucionarios mexicanos


Ahí quedo, hasta el momento de comulgar. Yo fui y me acerqué al altar para comulgar, y se negó a darme la hostia (eso era lo que yo tenía que hacer, darle una hostia) Se la volví a pedir y me dijo que naranai de la China.
Yo le dije que no me movía de ahí hasta que no me diese la Corridos revolucionarios mexicanos. Se cambió de sitio y siguió dando las hostias en otra parte de la capilla.
En ese momento le dije:

-De esta, te acuerdas.

Después de este percance, las cosas continuaron con normalidad. Bueno, casi.

Resulta que uno tiene recursos, y servidor, se hizo con el teléfono de su móvil y de su casa.
Así que a las 4 de la mañana, servidor le llamaba a casa. Corridos revolucionarios, y después al móvil. Colgaba y a casa otra vez. Le volvía loco.

Cuando peor lo pasaba (él, por supuesto, porque yo me divertía la hostia) era cuando le llamaba durante las confesiones o durante la misa.

Una día, a las 5:30, le llamé, y me cogió la llamada. Yo le dije:

-Es la iglesia la que tiene que acercarse al hombre, y no el hombre a la iglesia.

Un día, yendo por la calle, me crucé con él. Y yo, sabiendo que no me podía hacer nada, le saqué la lengua y el, como que se ruborizó, y pasó de largo sin decirme nada.

La última vez que le vi, fue durante la comunión de mi hermana, que ahí estaba yo, casi en 1ª fila, para sacarle la lengua y recordarle lo que me hizo. Cuando acabó la misa, le volví a llamar. Que le den, peor lo pasé yo. Los años de terapia no me los quita nadie.


Respecto al blog de ayer, decir que el licor de plátano está buenísimo diga lo que diga Hormiga Atómica

Y decirle a la Divina de Gilda que si que salen mis sms en los Salsa Rosa, que si que me puede ver por los Madriles porque, ya se lo dije a mi madre. Se lo dije ayer cuando estaba en el sofá, tranquila (que es difícil). Y voy hoy a por el billete.

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